Una vez más se repite los daños ocasionados a los participantes al recibir en el último minuto el aplazamiento de una prueba, después de que los equipos tengan todo preparado y los gastos económicos realizados, al igual que los reconocimientos. No podemos achacar toda la culpa al organizador, pero si que desde las Federaciones se busquen soluciones con las entidades o instituciones que deban conceder los preceptivos permisos. Siempre los damnificados son los participantes.